GATO
Gato: “Confía en tu intuición. Muévete solo cuando tu corazón lo indique. El momento perfecto no se impone, se siente.”
- Con independencia, agilidad y curiosidad disfruto de jugar y descubrir nuevas cosas.
- Escucho mi voz interior y vivo muy en sintonía con mis propias necesidades
- Con mi intuición y sabiduría interior, percibo cosas que los demás no pueden. Detecto las energías negativas y las transmuto.
MEDITACIÓN GUIADA: CONEXIÓN CON EL ESPÍRITU DEL GATO
Cierra los ojos… Respira profundo… Y al exhalar… suelta. Suelta el ruido. Suelta la exigencia. Suelta la prisa. Respira otra vez… Más lento… Más profundo… Permite que tu cuerpo comience a descansar en un estado de presencia tranquila…
Visualiza ahora que estás en un espacio sagrado… Un templo antiguo… hecho de sombras y luz. Sientes que has estado aquí antes. Es tu santuario interior. Caminas en silencio por este lugar… Sientes el suelo bajo tus pies… Cada paso es una invitación a ir más profundo dentro de ti.
Y de pronto… lo ves. Una figura elegante… Un ser que se mueve como la niebla. Es un gato.
Sus ojos… dos faroles de sabiduría. Su cuerpo… fluye con confianza. Y su mirada… parece conocer todos tus secretos. Y aún así… no te juzga.
Te sientas frente a él. Y sin palabras, comienzas a recordar…
El gato trae la sabiduría de la independencia sagrada, de la intuición, del poder suave, del arte de observar antes de actuar.
El gato te susurra sin palabras:
“No corras… no expliques… no demuestres. Solo sé. Eso basta.”
Siente cómo su energía comienza a envolverte. Es una espiral silenciosa… que se desliza a través de tu columna vertebral… y despierta tu intuición dormida.
Siente esa energía activando tu plexo solar… Tu garganta… Y el espacio entre tus cejas…
El gato te enseña el arte del misterio. De decir lo justo. De cuidar tu energía como un tesoro. De moverte cuando es el momento exacto. Y descansar… sin culpa.
Ahora el gato se acerca… Y con un gesto suave, apoya su frente en la tuya. En ese contacto… te transmite su saber ancestral.
Te recuerda que la libertad comienza dentro. Que proteger tu energía no es aislarte, sino amarte. Que tu sensibilidad no es debilidad… es tu puerta al misterio.
El gato te pregunta, desde su mirada:
¿Qué parte de ti necesita más espacio para ser libre?
¿Qué sabes en silencio, que has olvidado confiar?
¿Cuándo fue la última vez que te elegiste sin pedir permiso?
El gato ahora se aleja, pero no se va. Camina hacia la penumbra del templo… y justo antes de desaparecer… te regala una mirada.
Una promesa:
“Tú también sabes moverte entre mundos. No lo olvides.”
Vuelve lentamente a tu cuerpo… A tu respiración… Siente tus manos, tus pies… Y esa nueva energía felina danzando dentro de ti.
Inhala profundo… Exhala con una sonrisa interna. Sabiendo que algo muy antiguo… muy tuyo… ha despertado.